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Benidorm y Benicàssim: ruta ciclista por las hijas del Mediterráneo

Hay muchísimos motivos que pueden atraerte a Benidorm. A los que tenemos alma de ciclistas nos encanta adentrarnos en el espléndido mirador mediterráneo del Desierto de las Palmas, en la montaña del interior provincial y en la del Maestrat. Y como muchos de nosotros, además de “alma de ciclistas”, tenemos auténtica “locura de las cumbres”, os detallamos alguno de los puertos más interesantes que deberemos conocer si queremos gozar del mar y la montaña de esta zona mientras damos pedales.

Podemos admirar las montañas según vamos ascendiendo hasta el Monasterio del Desierto de Las Palmas: el viejo (en ruinas tras un terremoto que lo derrumbó en el siglo XVIII) y el nuevo, que sirve de morada desde esa misma centuria a los monjes carmelitas. Tenemos la posibilidad de hacerlo desde el mismo Benicàssim o desde la bien próxima Castellón de la Plana, aunque, si sois de los que con el lema olímpico buscáis siempre el “altius”, el durísimo ascenso hasta el Monte Bartolo es vuestro reto obligado.

Benidorm
Desierto de las Palmas

 

En el interior provincial dos interesantes consejos: las subidas a la Bandereta, muy llevadera, y la Serratella, más larga y con un final “mortal de necesidad” si queréis alcanzar la gloria junto a la ermita de San Juan Nepomuceno (otro paraíso para los ojos y la mente).

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Bandereta
Benidorm
Serratella

 

Finalmente, y aunque un poco más lejos pero de visita obligada, el mágico paseo por el pueblo de Vistabella del Maestrat, al que podréis acceder directamente desde Atzeneta o, aún con mayor encanto, por la ruta que asciende en paralelo a la anterior por el pueblo de Benafigos.

Benidorm
Benafigos

 

Y ya puestos, por qué no, podemos optar por regresar por el no menos espectacular enclave de Xodos, al que se accede por una subida de bastante entidad, aunque corta: otra maravilla del paisaje de interior.  Y es que nos hallamos en el Maestrazgo, donde el silencio habla.

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Xodos

 

Benidorm: la Nueva York del Mediterráneo

Seguro que alguna vez habíais oído este apodo de la ciudad alicantina, debido a que Benidorm es la ciudad con más rascacielos de España,​ la ciudad con más rascacielos por habitante del mundo​ y la ciudad con más rascacielos por metro cuadrado tras Nueva York.​ ¡Casi nada!

Esta “pequeña Nueva York” cuenta con una situación privilegiada que le otorga un especial microclima, de dulces y templados inviernos y de veranos atemperados por la brisa marina, sin duda debido a su particular configuración geográfica protegida por las montañas que la rodean: Serra Gelada, por el este, Aitana por el norte y el cerro conocido como Tossal de la Cala que resguarda su playa de Poniente por occidente.

Son muchas las ofertas de la “pinna turmi”, pero tanta tentación no oculta algo que para los amantes del cicloturismo nos resulta totalmente rechazable: las aglomeraciones. Lo que os proponemos puede hacer que cambiéis de opinión sobre Benidorm y su denostada masificación: ¿y si elegimos la entrada de la primavera para acercarnos a la Costa Blanca en busca de emociones con forma de puertos?

Benidorm
Nada mejor que una subida a la cruz para huir de las aglomeraciones de Benidorm 😉 .

 

En cualquier época del año, aún en verano, ya por el simple hecho de alejarnos de la costa veremos cómo no nos va resultar difícil encontrar la soledad que buscamos, esa soledad que a muchos les resulta imposible experimentar en las playas alicantinas. Y es que para muchos de nosotros la atracción fatal nos viene de la montaña, quizás porque nos pasa como al alpinista italiano Alesasandro Gogna quien nos asegura que “el camino hacia la cima es, como la marcha hacia uno mismo, una ruta en solitario”.

Tres sierras alicantinas

Tres van a ser las sierras alicantinas que pueden brindarnos esa impagable sensación de sentirnos lejos del mundanal ruido. Sierra Aitana, la que preside todo el entorno, nos ofrece el puerto de Tudons en su ladera oeste, desde donde podremos alcanzar la cumbre provincial a 1558 m. si obtenemos el permiso correspondiente al emplazamiento en ella de una base militar.

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Tudons

 

En la ladera opuesta partiremos del embalse al pie de uno de los pueblos más bonitos de España, Guadalest, para refrescarnos en la Font de Partegat, de donde parten varias rutas de senderismo que se adentran en el macizo montañoso. Son duras ambas ascensiones, la primera por su longitud, y la segunda por sus exigentes rampas de doble dígito.

En la vecina Sierra del Carrascal de Parcent, el col de Rates es una de las subidas más frecuentadas por los ciclistas que utilizan Alicante para sus entrenamientos. Tanto su vertiente norte como la más próxima al mar nos permiten, sin especiales dificultades, emular a todos ellos.

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Col de Rates

 

Y si queremos superarlos, porque seguro que son muy pocos los que lo conocen, siempre tendremos la posibilidad de, desde el mismo alto, tomar la pista de asfalto y hormigón que nos conduce a un balcón excepcional, el Tossal dels Diners.

Y dejamos para el final la menos conocida de las tres, la Sierra de Bernia. Aquí se ubica la más terrorífica de las ascensiones alicantinas, la que accede por la ladera que mira al mar, muy cerca de Altea la Vella. La pena es que su suelo se ha ido deteriorando con los años y su “escalada” es prácticamente imposible en bici de carretera en la actualidad. A cambio, la vertiente norte nos brinda una doble e interesantísima subida al caserío que da nombre a la sierra, la que parte de Xaló y la que lo hace desde las cercanías de Calpe.

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Sierra de Bernia

 

¡Todo un reto! ¿Te atreves con él? 🙂

Si quieres más sugerencias, te invitamos a descubrir estas otras propuestas:

Por Rubén Berasategui, colaborador de la revista Ziklo y de Forum Sport.

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