¡Hiru Haundiak a la mochila!

Aún recuerdo allá por el 2011, cuando empecé en este mundillo de los Trails, cómo la gente hablaba de una carrera que se celebraba cada 2 años en Euskadi y que consistía en alcanzar las 3 cumbres mas famosas de País Vasco, sumando entre ellas la friolera de ¡100 kilómetros!

Jamás hubiera imaginado que, solo 5 años después, yo sería uno de los 1.700 afortunados que, gracias a un sorteo en el que muchos corredores de nivel se quedarían fuera, tendría la posibilidad de estar en la línea de salida.

hiru_haundiak_1Con la incertidumbre creada los meses anteriores sobre qué nos depararía el tiempo (este año la prueba se desplazaba al mes de octubre para una mejor protección de la fauna salvaje de la zona), la cosa pintaba “épica”; un día malo, con agua y viento podría poner a cualquier corredor conocedor de la zona entre la espada y la pared a la hora de tomar la decisión de salir o no. Pero en mi caso no era una opción; estaba allí, donde quería estar.

En las faldas del Gorbea

La carrera empezaba en Ondategui pero la llegada era en Arai, un pequeño pueblo a las faldas de parque natural del Gorbea. Sobre las 23:30 control de chips para pasar al redil y  esperar a la medianoche para comenzar la aventura; sin darme cuenta me coloqué en primera línea de salida con corredores de la talla de Jokin Garai, Zigor Iturrieta, Leire Martínez etc. así que mejor imposible. De esta manera  evitaría cualquier tipo de embotellamiento.

hiru_haundiak_2Primer objetivo: Gorbea. Sabía que la subida a la cruz por este lado era bastante tendida y llevadera pero aun así me sorprendió lo rápido que se me hizo llegar a la cumbre, es más, cuando bajaba tuve serias dudas de que ese monte que dejaba detrás de mí fuese el más alto de Vizcaya. Lo confirmé con el perfil del dorsal. Inyección de moral y hacia el próximo objetivo: Anboto.

Nunca antes había unido estos dos montes corriendo pero sí que los conocía por separado y más las pistas que salían desde Otxandio, punto kilométrico 27 donde había un avituallamiento sólido. Sabía que era una zona muy corrible aunque también muy embarrada, sobre todo después de la lluvia caída los días anteriores.

Éste fue el único momento en el que me replantee mi decisión de haber salido con las Salomon Sense Pro2, una zapatilla increíblemente cómoda  pero poco taqueada. No pasa nada pensé, este invierno en peores nos las hemos visto en esta zona y hemos acabado los entrenos así que unos kilómetros de patinaje y a encarar la subida más dura de toda la carrera.

hiru_haundiak_3Coronar Anboto

Mientras llegaba al Anboto no podía parar de pensar en la suerte que estábamos teniendo con el tiempo, una luna casi llena dejaba entrever las siluetas de aquellos maravillosos árboles que nos rodeaban en una oscuridad solo interrumpida por la luz de nuestros frontales. En ese instante éramos privilegiados.

Sobre el kilometro 33 empezaba la subida; fue uno de los puntos donde tuve alguna duda en cuanto al recorrido, cuyo marcaje fue de 10 durante toda la prueba, ya que se subía y bajaba prácticamente por el mismo sitio; entendiendo que sería por la parte derecha comencé la ascensión mientras los cabezas de carrera bajaban como balas. No vi a muchos así que buena señal, no iba mal posicionado y las sensaciones eran buenas.

Al llegar a la cumbre del Anboto donde hacia un viento y frío que cortaba la piel, un mísero “Aúpa” a los pobrecillos que estaban con el control de chips y, poniéndome los guantes que me acompañan siempre en la mochila desde la última Zegama, me dirigí ladera abajo para, a través de Zabalandi (zona algo peligrosa ya que se corría a través de laderas de piedra con buena inclinación )  encarar el Orixol y Jarindo para llegar hasta Landa, punto donde estaría la bolsa de vida.

hiru_haundiak_5En mi caso el primer objetivo era llegar hasta aquí, kilometro 60, donde a tanta gente le había  oído que era el punto crítico de abandono; siempre que hago una ultra me gusta plantearme un punto del recorrido como primera meta de la carrera, es decir, punto al que, si llego bien mentalmente y sin dolores, me digo a mi mismo que ya esta, que seré Finisher. Siendo realistas quedaba una maratón pero no era un perfil muy duro así que, recogida de la bolsa de vida, carga de alguna barrita energética junto con las sales marinas de la marca Totum sport ( era la primera vez que probaba algo así pero la verdad es que el resultado inmejorable y la sensación de tomar algo salado creo que me sentó genial, fuera a parte de reponer todos los electrolitos necesarios para no sufrir calambres y fatiga prematura), unas porciones de queso con membrillo que la organización había preparado con mucho mimo, un par de vasos de agua y a encarar el ultimo tramo: los famosos molinos de viento y el Aizkorri.

No son molinos, son gigantes

Yo personalmente no conocía esta zona previa a la ultima subida pero la gente decía que era muy larga, monótona, muy ventosa etc. Con estas referencias creo que mis expectativas de correr por ahí eran tan negativas que se me hizo mucho mas ameno de lo que esperaba. Si que es verdad que es una zona de constantes subes y bajas bajo el ruido de esas grandes moles con sus aspas girando pero llegué a encontrarle su punto.

hiru_haundiak_6También he de decir que me pilló amaneciendo y que el poder ver a 3 corredores que iban delante de mi con la posibilidad de darles caza me hizo centrarme en mis presas y no en la monotonía de la zona. Me encontraba muy bien, kilómetro 80 de carrera y adelantando a gente pero ahí fue cuando me empezaron las molestias del gemelo derecho; bueno gemelo o sóleo, no lo ubicaba muy bien.

No era nada que me impidiera seguir pero la mínima molestia a esas alturas era algo que psicológicamente podría hundir a cualquiera; pero no, esta vez no, puse la cima del Aizkorri en mente y poco a poco la fui divisando cada vez mas grande hasta que la tuve frente a mis pies. En este momento supe que ya seria finalista de la Hiru Haundiak 2016.

hiru_haundiak_8A 15 kilómetros de la gloria

Estaba hecho. 3 corredores fuimos los que nos unimos para subir el empedrado hasta alcanzar la cumbre de esa montaña que en mayo me noqueó como un boxeador profesional a su púgil. Pero esta vez no, esta vez disfruté como un niño de la subida hasta alcanzar aquellas maravillosas vistas. Una vez arriba, comenzamos el descenso en el cual uno de los acompañantes que llevaba se desmarcó y el otro, Iñaki de Munguia, se unió a mi para disfrutar de la ultima parte de la carrera.

Me hizo gracia que, cada vez que nos cruzábamos con algún montañero les preguntaba cuanto quedaba y todos le decían que nada, que todo era bajada… ja! Era su primera ultra así que se fio de todos y cada uno de ellos… creo que fue la bajada mas larga que recordará durante un tiempo.

hiru_haundiak_9La mayor parte sí que era bajada pero cuando llevas 90 kilómetros a la espada, el mínimo repecho es como subir otra vez el Anboto lo cual puede llegar a desesperar así que montañeros de todo el mundo, desde aquí os invito a no mentirnos y decirnos la verdad porque aunque creáis que con eso nos ayudáis, ¡ estáis equivocados!

Entre alguna risa y comentario, divisamos el pueblo de Araia y el sonido de la megafonía que, como en toda carrera, es la referencia inequívoca de que esa aventura que comenzó tal que un 14 de octubre del 2016 a las 00:00 de la noche llegaba a su fin. Ya sólo me quedaba llegar, recoger el diploma, ver a la campeona indiscutible entrar en meta eufórica de alegría y volver a casa con la sensación de haber aprovechado el fin de semana al 100…%.

hiru_haundiak_10

Gracias a los voluntarios por vuestra ayuda y a toda la gente que nos hicisteis la carrera algo mas llevadera con vuestros ánimos.

Por: Roberto Garay (Tester y especialista de running en Forum Sport).

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