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Reconocimiento médico deportivo: En qué consiste y por qué debes hacerlo

A lo mejor el tema de esta semana, el reconocimiento médico deportivo, te parece un poco off-topic en un blog de montaña, pero nada más lejos de la realidad. Seguramente este verano, antes de iniciar tus vacaciones, has hecho por seguridad una revisión del vehículo en el que ibais a viajar ¿verdad?.

¿Por qué entonces, cuando nos disponemos a darle caña a nuestro cuerpo no chequeamos de igual forma nuestro estado de salud antes de empezar? ¿Por qué no nos aseguramos de que nuestro organismo está preparado para tolerar la actividad física -por ejemplo el montañismo- a la que vamos a someter nuestro cuerpo? El objetivo de este post es que entendáis la importancia de un reconocimiento médico deportivo, y en qué consiste.

reconocimiento médico deportivo

¿Pueden los huesos soportar saltos y caídas de altura? ¿Soportará la columna la elevación de grandes pesos? ¿Aguantarán las articulaciones movimientos amplios? ¿Se romperán las fibras musculares ante las tensiones extremas que deberán soportar?

Esas preguntas – y otras sobre el corazón y su larga red de vasos, sobre los pulmones y sobre todos los órganos que integran el organismo- se las hace la Medicina del Deporte durante un reconocimiento, para poder asegurar que no corremos riesgos excesivos al realizar los esfuerzos físicos que nos esperan.

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¿Qué mediciones y exámenes incluye un reconocimiento médico deportivo “con fundamento”?

  • Nos conviene empezar por saber qué antecedentes familiares, personales y deportivos tenemos, Así como qué actividades físicas pretendemos iniciar.
  • También un análisis sanguíneo es interesante. Empezar a mejorar la capacidad aeróbica con una buena anemia a cuestas no es lo más sensato.
  • Seguiremos con mediciones básicas, como la talla y el peso. En ocasiones, también la envergadura, según el deporte que vayamos a realizar.
  • A continuación nos interesa conocer cuánto de ese peso es “motor” (músculo) y cuanto es “lastre” (grasa), aunque partiendo de la base de que todo es necesario.
  • Así, mediante mediciones de pliegues cutáneos, diámetros óseos y perímetros musculares, o utilizando otras técnicas, como la bioimpedancia, analizaremos la composición corporal.
  • Un examen del apoyo plantar, estático y dinámico, si es posible, puede ser el siguiente paso.
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El apoyo plantar y la alineación de los tobillos no es la óptima.
  • Y un balance morfoestático, que nos enseñará si tenemos una buena alineación de huesos y articulaciones, o asimetrías importantes, como diferente desarrollo muscular en un lado que en otro, curvas anómalas en la columna vertebral, como escoliosis, cifosis o hiperlordosis, dismetrías o diferencias de longitud en las piernas, o los hombros a diferentes alturas.
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En este caso, es evidente que la cadera y el hombro izquierdos están más bajos.

 

En resumen: veremos si el esqueleto está en buenas condiciones para el ejercicio o si debemos evitar algo en concreto.

Vista la forma y tamaño del cuerpo, pasaremos a estudiar su funcionamiento.

Mirar a tu interior

El ritmo cardíaco en reposo, la tensión arterial, las auscultaciones cardíaca y pulmonar, así como la medición de la tensión arterial en reposo nos darán una primera impresión, muy importante, de cómo “anda” nuestro interior.

  • Electrocardiograma en reposo: Como sabéis, el corazón funciona por impulsos eléctricos, y eso es lo que controlaremos haciendo un primer electrocardiograma, en reposo: ¿qué ritmo mantiene?, ¿es elevado, como en las personas nerviosas, normal o muy bajo, como en las fondistas?También con un pulsómetro podemos conocer ese ritmo, pero con él no sabremos si el control lo lleva el nódulo que debe o si todas las ondas son normales, ni si hay signos de un crecimiento anómalo y nos conviene hacer otras pruebas, como un eco-doppler.
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Electrocardiograma en reposo
  • Espirografía: Aunque, en personas sanas, rara vez el aparato respiratorio es el límite de nuestra capacidades también habitual hacer una espirografía. En ella analizaremos los volúmenes pulmonares y la capacidad de ese órgano para mover el aire que contiene.Hay que recordar que aunque en reposo es suficiente con respirar unos 8 ó 10 litros de aire por minuto, en pleno esfuerzo una persona de cierto tamaño puede tener que ventilar cerca de 200 litros en ese mismo tiempo.
  • Dinamometrías: Para algunas actividades deportivas la fuerza es muy importante. Es por eso que suelen hacerse dinamometrías de ciertos grupos musculares. Para saber si esa cualidad es correcta o precisa de una mejora específica.
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Dinamometría de mano

La prueba de esfuerzo, lo más importante en un reconocimiento médico deportivo

Y llegaríamos así a un punto crucial en un reconocimiento médico-deportivo: ¿cómo responde el aparato cardiovascular al esfuerzo? Si hay una prueba fundamental en el reconocimiento médico deportivo es la prueba de esfuerzo.

Tanto desde el punto de vista de la salud, como desde el rendimiento, necesitamos un test que nos asegure que podemos “forzar la máquina” y que nos dé información sobre las cualidades de nuestro cuerpo para adaptarse a los diferentes deportes que podemos hacer.

En los estudios cardiológicos es habitual que las pruebas de esfuerzo se hagan, andando o corriendo, sobre una cinta rodante. Pero en deporte puede ser interesante utilizar para el test el ejercicio más parecido al deporte que vamos a practicar, por lo que pueden emplearse ergómetros como la bicicleta, la cinta o el remo.

Monitorizando, al menos, cada latido del corazón durante toda la prueba (en ocasiones, también la ventilación, la producción de ácido láctico y otros parámetros), los protocolos pueden ser de diversos tipos:

  • Progresivos o estables
  • Continuos o discontinuos
  • Máximos -hasta que no podamos más- , o submáximos, en cuyo caso se intenta alcanzar al menos el 80% de la frecuencia cardíaca máxima real, o teórica, si no se conoce la primera.

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De todo ese repaso, que hay quien jocosamente llama “ITV”, extraeremos la convicción fundada de que podemos empezar a hacer el deporte que hemos elegido, que tenemos ciertas limitaciones para practicarlo, o que, por desgracia, algo hace que sea inadecuado, o incluso peligroso para nuestra salud.

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Electrocardiograma con dos latidos anómalos.

 

Además, tendremos información sobre cuál es nuestro estado de forma y qué cualidades nos conviene mejorar para disfrutar del ejercicio físico bien hecho.

Este tipo de reconocimientos está dirigido fundamentalmente a confirmar que podemos hacer deporte sin riesgos evidentes. Hay otros estudios médico-deportivos en los que, sabiendo ya que la persona es apta para el esfuerzo, el objetivo principal suele ser el de obtener información sobre qué, cuánto y cómo debemos entrenar para mejorar nuestro rendimiento.

Pero de esos trataremos en otra ocasión…Mientras tanto, recuerda que el senderismo es un deporte que te aporta numerosos beneficios físicos y mentales así que ¡Todos a la montaña! 😉

Por Kepa Lizarraga (Especialista en Medicina del Deporte y colaborador de Forum Sport).

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