¿Por qué lo llaman alpinismo si estoy en los Pirineos?

El término alpinismo se suele utilizar para nombrar al deporte de ascender montañas. Pero, si estoy en Pirineos, ¿por qué lo llaman alpinismo? ¿Cuál es el término más correcto para llamarlo? ¡Sigue leyendo!

Para dar una respuesta razonada a la pregunta de por qué lo llaman alpinismo si estoy en los Pirineos conviene que nos remontemos al pasado. Entonces veremos que las montañas son, para los seres humanos, una necesidad con muchas caras.

A lo largo de nuestra historia, en las montañas hemos buscado alimentos, casa y protección, las hemos cruzado en busca de tierras más allá del horizonte, hemos levantado monumentos en sus collados para honrar a nuestros difuntos, o hemos situado en sus cimas a nuestros dioses.

Soldados y aventureros pusieron sus pies en elevadas y comprometidas montañas de varios continentes, en busca de lucro o como muestra de capacidad, ya en los siglos XVI y XVII.

Posteriormente fueron personas de ciencia quienes se acercaron a las altas cimas. Desde los estudios de Torriccelli sobre la presión atmosférica, naturalistas, botánicos, geólogos y exploradores pugnaron por lograr respuestas a sus investigaciones en las montañas.

 

 

Pero la visión deportiva de tan extenso y atractivo entorno llegó hace “poco” tiempo.

Pudiera ser la ascensión al Mont Blanc, el 8 de agosto de 1786, el nacimiento de esta práctica deportiva, aunque Michel Paccard aportara una faceta científica al llevar consigo un barómetro para realizar mediciones en la cima.

Al movimiento que durante los siguientes años impulsó a cantidad de personas aficionadas al “Sport” a intentar hollar las principales cimas de los Alpes se le denominó, como no podía ser de otra forma, “Alpinism”.

Y de ese origen, la palabra se viene utilizando para nombrar al deporte de ascender montañas, incluso fuera de la región alpina. Pero también podemos encontrar otras formas de llamarlo en función del lugar en el que lo practicamos con mayor frecuencia.

• Será normal, entonces, llamarlo pirineísmo, si esta cordillera es nuestra zona habitual de actividad.
• andinismo, si son las cumbres de ese largo espinazo de Sudamérica las que atraen nuestros pasos.
• Y encontraremos personas a las que se cataloga como himalayistas, seguramente porque es en aquellas altas cimas donde cumplen sus sueños.

Pero en mi opinión, cuando vamos al monte sin atarnos a una sola cordillera, sino que pretendemos aprender caminos en todas las posibles, el término más adecuado para definirnos es el de montañeros o montañeras.

 

 

Una consulta a Google nos ofrece una visión más global de este aspecto:

• Una búsqueda del término “pirineísmo” nos ofrece unos 12.100 resultados.
• Si tecleamos “himalayismo” son 26.400 entradas las encontradas
• Para la búsqueda de “andinismo” la cifra asciende a 756.000 citas.

• Bajo el nombre de “alpinismo” el buscador muestra la importante cifra de 13.600.000 entradas

Pero ¿qué ocurre cuando escribimos “montañismo”?

Google encuentra para nosotros 18.200.000 motivos para dejarnos claro que, en castellano, esa es la palabra que más se utiliza para definir nuestra afición o deporte.

Probablemente porque no lo limita a una sola región geográfica, tal como ocurre con los otros términos, sino que amplía el horizonte hacía cualquier lugar del planeta cuya superficie esté “arrugada” y tenga suficiente elevación como para estimular nuestra afición por ascender y disfrutar de un entorno tan atractivo.

 

 

Lo cierto es que esos términos se utilizan casi siempre como si fueran sinónimos, aunque ya vemos que no es exacto.

Sin embargo, creo que lo importante no es el nombre, sino lo que sientes y haces en las montañas…

Por Kepa Lizarraga, especialista en Medicina del Deporte y colaborador de Forum Sport

 

Y, para cuando se pueda, aquí tienes varias alternativas para disfrutar de las montañas

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