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Los niños y la altitud: cómo prevenir el Mal Agudo de Montaña

Los niños y niñas no son adultos bajitos. Su cuerpo y su sique están madurando aun y por ello precisan de cuidados específicos a la hora de enfrentarse a situaciones como las de cotas muy elevadas. Hoy hablamos del Mal Agudo de Montaña: síntomas, prevención y tratamiento.

Las respuestas de los niños ante el frío y la hipoxia no están debidamente desarrolladas, al igual que su capacidad para expresar disconfort o malestar.

Uno de los problemas que sufren con más frecuencia al subir a lugares muy elevados, especialmente si están afectados por constipados que obstruyen las fosas nasales, son las otalgias debidas a los cambios de presión rápidos, por ascenso o meteorología.

También las laringitis y el sangrado nasal son más frecuentes en jóvenes que en personas adultas, debido a la sequedad ambiental.

Aun careciendo de datos científicos, por lo general, se aconseja que las personas muy jóvenes no duerman por encima de los 3000 a 4000 m.

 

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SÍNTOMAS DEL MAL ALGUDO DE MONTAÑA

Generalmente, los síntomas de MAM (Mal Agudo de Montaña) o mala adaptación a la altitud aparecen a las 4-12 horas de subir y son facilitados por la…

  • Fatiga.
  • Frío.
  • Deshidratación.
  • La magnitud del desnivel superado.
  • El ritmo de ascenso.

Padecer alguna enfermedad cardiaca congénita, hipertensión pulmonar o síndrome de Down, además de ir en grupo, son factores de riesgo.

Esto último es debido a la obligación de desplazarse a un ritmo impuesto por el grupo, sin poder reducirlo a otro más asequible para las criaturas.

 

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A la hora de diagnosticar o sospechar que estén teniendo problemas de adaptación a la altitud no podemos utilizar la Escala de Lake Louis convencional, dadas las dificultades de comunicación.

Esto ha llevado a la elaboración de variantes de dicha Escala para la valoración de los problemas debidos a la altitud en personas jóvenes de diferentes edades.

Ese amplio e importante periodo de la vida de un ser humano que agrupa sus primeros 18 años de vida suele dividirse de varias maneras, pero tomaremos la siguiente como referencia:

Primera infancia Hasta los 2 años
Segunda infancia Entre 2 y 5 años
Niñez Entre 5 y 10 años
Preadolescencia Entre 10 y 15 años
Adolescencia Hasta los 18 años

 

Por debajo de los 3 años las criaturas no son capaces de relatar lo que sienten, y durante viajes a la altitud pueden presentar alteraciones del sueño, del apetito, de su actividad y del estado de ánimo que nos pueden orientar sobre su nivel de adaptación.

Hasta los 8 años, aproximadamente, la información que nos pueden dar sobre cómo se sienten suele ser aún algo pobre, lo que hará más difícil que identifiquemos un problema debido a la altitud, pero a partir de esa edad su relato es igual de válido que el de personas adultas.

 

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GESTIÓN DEL MAL AGUDO DE MONTAÑA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

Para valorar si una persona está sufriendo los efectos negativos de una mala adaptación a la altitud se recomienda utilizar la Escala del Lake Louise adaptada a la edad.

Se basa en controlar varios síntomas, como…

  • El dolor de cabeza.
  • La presencia de alteraciones gastrointestinales.
  • La fatiga o debilidad.
  • La aparición de vértigos o mareos.
  • Las alteraciones del sueño.

Según la intensidad de cada uno de los síntomas, se le otorga una puntuación que va desde 0, cuando no se padece ese problema, hasta 3, cuando es severo.

Si la suma de los puntos está entre 4 y 6, nos indica que el Mal Agudo de Montaña es moderado, y más de 7 puntos advierten de que el problema es severo.

 

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En caso de que queramos conocer más detalles sobre la Escala de Lake Louise, adaptada a personas muy jóvenes, podemos encontrarlos aquí

 

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PREVENCIÓN DEL MAL AGUDO DE MONTAÑA

 

  • A partir de los 2.500 m. de altitud se recomienda no dormir más de 300m. más alto que el día anterior, así como descansar un día sin subir cada 1.000 m. de ascenso.
  • Si lo anterior no es posible, puede valorarse en uso de azetazolamida, en dosis adaptadas al peso de la joven persona.
  • Tanto su familia como los niños, en la medida en que sea posible, deben conocer los síntomas del Mal Agudo de Montaña, para poder identificarlos.
  • Debe planificarse el acceso a oxígeno o a cámara hiperbárica, así como la evacuación, por si fuera preciso, diseñando un plan de emergencia.
  • Antes del viaje, debe conocerse si alguna de las criaturas padece algún problema de salud que pueda desencadenar o agravar el MAM.
  • Conviene tener previstas alternativas de itinerario más tolerables por si alguien padece un MAM.

 

TRATAMIENTO DEL MAL AGUDO DE MONTAÑA EN PERSONAS DE MENOS DE 18 AÑOS

 

– Formas de gravedad leve:

  • Analgésicos y antiheméticos en dosis adecuadas

 

– Formas moderadas o severas:

  • Descender
  • Oxígeno
  • Azetazolamida, 2,5 mg/kg peso cada 8-12 horas por vía oral
  • Dexametasona, 1,5 mg/kg de peso cada 6 horas por vía oral
  • Cámara hiperbárica durante la demora del descenso
  • Tratamiento del dolor y los vómitos.

 

TRATAMIENTO DEL EDEMA PULMONAR POR ALTITUD

 

  • Descender
  • Sentar con la cabeza elevada
  • Oxígeno
  • Nifedipina, solo si el oxígeno no es suficiente, 0,5 ml/kg cada 8 horas.
  • Cámara hiperbárica hasta el descenso.

 

TRATAMIENTO DEL EDEMA CEREBRAL POR ALTITUD

 

  • Descender
  • Oxigeno
  • Dexametasona, 0,15 mg/kg cada 6 horas, vía oral, o parenteral, en casos graves
  • Cámara hiperbárica hasta el descenso.

En todos los casos será preciso el control parenteral de quien sufre la afectación por altitud.

Por otra parte, es preciso recordar que el uso de la azetazolamida, del nifedipino y de la dexametasona debe ser indicado y supervisado por personal sanitario con capacidad legal para hacerlo.

 

EXPOSICIÓN DE PERSONAS JÓVENES AL FRÍO

En proporción, estas personas tienen mucha superficie corporal para la masa que poseen, con lo que pueden enfriarse más rápido que las personas de mayor volumen corporal.

Especialmente si son llevados a cuestas, sin hacer ejercicio ellas mismas, el riesgo de sufrir una hipotermia es mayor que en adultos, por lo que se debe tener mucho cuidado al escoger y utilizar sus prendas de vestir.

 

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La cabeza es una de las regiones anatómicas que debe ser concienzudamente protegida, debido a las grandes pérdidas de calor que pueden tener lugar por ella.

 

EXPOSICIÓN AL SOL DE NIÑOS Y NIÑAS

Estar en altitud supone contar con una capa de protección atmosférica más delgada que a nivel del mar, por lo que las radiaciones ultravioletas se vuelven más agresivas.

Además, es preciso recordar que buena parte de esas radiaciones son reflejadas por la nieve, incrementando los riesgos de sufrir sus efectos.

Prendas con filtro solar, mangas largas, gafas de sol y cremas con factores FPS superiores a 30 son necesarias, sobre todo entre las 11 horas AM y las 3 horas PM.

Si queremos que estas jóvenes personitas disfruten de su estancia en la altitud y tengan ganas de volver en el futuro, debemos extremar su cuidado.

 

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Por Kepa Lizarraga, especialista en Medicina del Deporte y colaborador de Forum Sport.

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