Fotografía de montaña: equipo básico

Somos muchos los que sentimos pasión por la fotografía y la montaña. El móvil o una cámara compacta nos pueden sacar de algún apuro, pero lo que nos gusta es ir con nuestra cámara réflex y volvernos a casa con el mejor recuerdo posible. Ya sabemos que el sensor y la calidad de la óptica marcarán la diferencia. Y aquí es donde empieza el gran dilema. ¿Qué me llevo? ¿Qué equipo necesito para sacar fotos en la montaña? La respuesta no es fácil y dependerá mucho del tipo de fotografía que nos guste hacer.

Un aspecto que no podemos pasar por alto es que la naturaleza a menudo es muy imprevisible y tenemos que estar preparados. El equipo fotográfico nunca puede dejar fuera el material necesario para moverse con seguridad por la montaña. En este punto se podría decir que somos montañeros antes que fotógrafos y tenemos que estar preparados para la actividad que se va a realizar. Además, no hace falta que os diga que si lo estáis pasando mal no sacareis fotos.

¿Qué equipo nos dará la mejor relación entre calidad y versatilidad?

Si queremos ir ligeros la mejor opción será combinar nuestra cámara réflex con un objetivo de los llamados todoterreno. Son ópticas que nos darán resultados buenos en la mayoría de las situaciones y además la relación calidad/peso suele ser buena.

Los objetivos a los que nos referimos son los 24-105mm o incluso 28-300mm para cámaras de formato completo, y los 15-85mm, 18-135 mm, 18-200mm o 18-300mm para las cámaras con factor de recorte. Estos objetivos suelen rondar entre los 500 y 600 gr de peso y su amplio rango focal nos permitirá sacar desde increíbles paisajes hasta retratos con un bonito desenfoque o bokeh. Eso sí, tenemos que tener en cuenta que por norma general cuanto mayor sea el rango focal del objetivo menos calidad de imagen nos dará.

Si después de leer esto, ante el temor de perder algo de calidad, estáis pensando en llevar una óptica de gama más alta del tipo 24-70mm f2.8 para conseguir mejores fotos tened en cuenta que eso conllevará transportar un peso extra ya que es fácil acercarse a los 800-900 gr de peso. Además, nunca vamos a poder cubrir un rango focal tan amplio con ese tipo de objetivos y en ocasiones se pueden quedar un poco “cortos”.

Aquí tenéis unas muestras de la versatilidad de un 15-85mm. Fijaros cómo cambia un paisaje fotografiado a 15 mm (equiv a 24 mm) o a 85 mm (equiv a 136 mm).

Ya me he decidido, ¿y ahora qué?

Una vez que cargamos con el peso extra del equipo es fundamental conocerlo bien y saber qué opciones y posibilidades nos brinda. A nadie nos gusta, pero lo cierto es que es recomendable leerse el manual de instrucciones. De este modo sabremos usar correctamente los diferentes modos de disparo y de enfoque, y si disparamos en jpg en vez de en raw, aprenderemos la importancia de configurar bien el balance de blancos por ejemplo.

Últimos consejos

La mejor solución para llevar nuestro equipo siempre a mano y protegido es hacerlo en una riñonera que no interfiera con nuestra mochila de monte.

Un filtro UV protegerá la óptica de los rallones y evitará que las fotografías salgan azuladas. Si además queremos resaltar más los colores del cielo y la vegetación, o eliminar reflejos, puedes sustituir ese filtro UV por un filtro polarizador. ¡Los resultados te sorprenderán! Si por el contrario lo que quieres es sacar fotos con aguas sedosas, no te olvides de meter en la mochila un filtro de densidad neutra y un trípode ligero.

Tampoco te olvides de colocar el parasol en el objetivo ya que evitará que incida la luz directa en el objetivo y protegerá la óptica de golpes fortuitos. Y por último, lleva siempre tarjetas de memoria y baterías de repuesto. No pesan tanto y te permitirán sacar fotos durante más horas o días.

Ahora ya sólo falta ir al monte y practicar y practicar hasta obtener los resultados que queremos en las fotos. Pero eso es lo que nos gusta, ¿verdad?

Por Igor Quijano (Colaborador de Forum Sport y fotógrafo en eventos deportivos de montaña)