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Experimento con Manta de salvamento: ¿Cuánto nos abriga?

Uno de los elementos de seguridad habitualmente recomendados es la manta de salvamento. Siendo tan fina, puede que haya quien dude de su utilidad. Por eso hemos realizado un pequeño experimento para probar su eficacia… ¡Sigue leyendo!

La manta de salvamento es esa finísima capa de material plástico aluminizado que nos hemos acostumbrado a ver en los rescates o en accidentes.

Como decíamos, al ser tan fina cabe que dudemos sobre su eficacia y utilidad. Para formarnos un criterio propio, hemos recurrido a nuestro laboratorio casero.

 

Paso 1: Preparar el muñeco

El primer paso ha sido preparar un maniquí de torso, es decir, desde la cintura al cuello, y cerrarlo convenientemente para hacerlo estanco a voluntad. De esa forma, hemos conseguido transformarlo en un recipiente capaz para guardar en su interior 20 litros de líquido.

Abierto en la zona del cuello para facilitar el llenado y vaciado, en la base hemos añadido una estructura de madera especial para reforzar y aislar esa parte, ya que en un cuerpo humano sería imposible perder calor por ella, al estar unida a las caderas y pelvis.

La apertura superior permite su cierre, reduciendo posibles pérdidas térmicas.

 

manta de salvamento

 

Paso 2: El instrumento de medición

Además, hemos preparado un termómetro digital de precisión dotado con dos sondas:

  • Una de ellas se ajusta para que quede en el interior del maniquí, sumergida en el líquido que lo llena y en una posición estable fijada a la altura de la apófisis xifoides, que es el relieve que podemos notar en mitad del tórax, en su cara anterior, justo bajo el extremo inferior del esternón.
  • La otra sonda, convenientemente fijada a la altura de la base del maniquí, la situamos a más de 30 cm del mismo, para evitar cualquier influencia, y mide la temperatura ambiental.

Mediante sus propios ajustes, programamos el termómetro para registrar simultáneamente y cada minuto las temperaturas de ambas sondas durante un periodo de dos horas.

 

Paso 3: La prueba con la manta de salvamento 

En ausencia de una cámara frigorífica, decidimos aprovechar unos días fríos para realizar las pruebas.

En la primera, llenamos el maniquí con 20 litros de agua calentada a una temperatura inicial de 35,5ºC y lo dejamos desnudo a  una temperatura ambiente media de 5,5ºC.

Dos horas más tarde el agua de su interior había perdido 10,3ºC.

En el segundo test, los 20 litros de agua estaban inicialmente a 38,1ºC.

Protegimos el muñeco mediante una manta de salvamento convencional. De las más delgadas del mercado.

 

manta de salvamento

 

La temperatura ambiental era en este caso más agresiva: 2,6ºC de promedio durante la prueba completa y, tras esperar las dos horas, la temperatura interna había bajado 5,4ºC.

Es decir, que las pérdidas con esa finísima capa protectora se habían reducido a la mitad.

 

manta de salvamento
 

 

¿Y las bolsas de salvamento?

Otra opción disponible en el mercado es el de protegernos mediante bolsas de salvamento.

manta de salvamentoEn este caso, no disponen de recubrimiento aluminizado, pero impiden que nos moje la lluvia o la nieve y que nos enfríe el efecto del viento.

Para probar su eficacia, metimos el torso en una de ellas y, siguiendo el mismo protocolo que en las dos pruebas anteriores, lo llenamos con 21 kg de agua (se nos fue la mano con el grifo) a una temperatura de 38ºC y lo expusimos a un ambiente a 4,5ºC durante las sabidas 2 horas.

Transcurrido ese tiempo, el interior del “dummy” había perdido 7,4ºC de su temperatura.

Como veréis, las pérdidas térmicas no parecen tan drásticas, pero esos pequeños cambios marcan la diferencia entre sobrevivir o morir.

 

 

Si consideramos que sería normal tener una temperatura corporal interna de unos 37ºC, las posibilidades de sobrevivir de una hipotermia con una temperatura interna de unos 32ºC, usando la manta de salvamento, o unos 30ºC, si nos cubrimos con la bolsa plástica, son bastante mayores que si el termómetro interno marcara apenas 27ºC, por no habernos protegido con ninguna de esas opciones.

 

manta de salvamento

 

 

Por lo tanto, no olvides incluir en tu mochila una de estas mantas o bolsas. Son un recurso barato y ligero que puede salvar tu vida en una situación de emergencia térmica.

Por Kepa Lizarraga, especialista en Medicina del Deporte y colaborador de Forum Sport. 

 

 

4 comentarios

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  1. Muy interesante el artículo y muy buenos los consejos. Para tenerlo siempre en cuenta cada vez que salgamos a la montaña