¡Planifica tu próxima aventura!: cómo calcular la duración de las etapas de trekking

A la hora de planificar una escapada es importante saber calcular la duración de las etapas de trekking que realizarás, pero esto no siempre es sencillo: el perfil de ruta nunca es lineal, sino que resulta ser una línea ascendente o descendente, que se va dibujando en función a las distancias horizontales o verticales que se recorran.

 

 

Por ejemplo, un recorrido a través del desierto del Sáhara, o de la Pampa argentina, coincidirá casi exactamente con la distancia horizontal previamente calculada en el mapa, pero no será igual si lo trazamos por el valle de Benasque o el macizo de los Annapurnas.

En estos dos últimos casos, la distancia vertical, que llamaremos desnivel, resulta determinante para estimar un horario más realista a la hora de calcular la duración de las etapas de trekking.

 

¿Cómo calcular la duración de las etapas de trekking?

Partiremos de la siguiente base: en condiciones normales (cierto entrenamiento, ritmo suave y mochila con peso medio-bajo), por cada hora de actividad, un marchador podrá superar 400 m. de desnivel en ascenso, o bien recorrer 4 km. de distancia horizontal.

 

 

Tras calcular ambas distancias sobre el mapa, y obtener sus respectivos tiempos, sumaremos al mayor de los dos tiempos obtenidos la mitad de la otra cantidad menor.

Para facilitar el cálculo, es preferible medir el tiempo en minutos.

Ejemplo: entre el refugio de donde vamos a partir, y el collado al que queremos llegar, hemos obtenido del mapa los siguientes datos:

• Distancia horizontal: 8 km, corresponde a un tiempo de 120 minutos.
• Distancia vertical: 1.000 m, corresponde a un tiempo de 150 minutos.

Según la regla descrita, sumaremos 150 + 60 (la mitad de la menor cantidad obtenida).

Resultado: 210 minutos, desde que empezamos a caminar a la altura del refugio, se estiman 3 horas y media para alcanzar el objetivo previsto.

 

 

Otros factores que pueden influir al calcular la duración de las etapas de trekking

 

Si bien se trata de una de las reglas más comúnmente adoptada, no hay que olvidar otros factores que aconsejarán, en según qué casos de una forma exponencial, alargar el horario previsto:

• Ruta fuera de senderos marcados, y/o por terreno accidentado o nevado.
• Si hay que salvar pendientes largas y muy fuertes, es decir, grandes desniveles con mucha distancia vertical, para muy poca horizontal (en el mapa, curvas de nivel muy próximas entre sí).
• Temperatura excesivamente alta.
• Tamaño del grupo y su edad media, ya que los niños irán más lentos.

 

Con el tiempo, la experiencia será la que, en definitiva, mejor nos ayude a calcular, sin necesidad de fórmulas matemáticas.

 

Desnivel acumulado

En el caso de los recorridos de larga duración, lo más habitual será considerar no sólo el desnivel absoluto (diferencia de altitud existente entre dos puntos determinados), sino sobre todo el desnivel acumulado: la suma de distancias verticales subidas y bajadas a lo largo de la ruta. 

 

Este dato es de suma importancia para actividades que superan los seis días, porque nos van a dar una visión global del esfuerzo requerido y de las necesidades a tener en cuenta de cara a la planificación.

Para concluir con los desniveles, tengamos en cuenta varias recomendaciones:

Ascenso

• Más de 600 m/día es mucho para una persona sin hábito o entrenamiento.
• Con entrenamiento, más de 1.200 m por día, en recorridos de más de dos días, también resultará excesivo.

Descenso

• Si el cuerpo aguanta no hay problema en perder “de un tirón” toda la altura que haga falta.

 

 

• En terrenos sin camino, accidentados o de cierta complejidad, prevé al menos el mismo tiempo que el empleado para subir el mismo desnivel.
• Si el terreno es menos complejo que en el caso anterior, y físicamente vas bien, puedes prever entre la mitad y la tercera parte de lo empleado en el ascenso, dependiendo de si vas a hacer o no una parada.

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