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Aprender a renunciar en la montaña

Tan importante es saber triunfar como renunciar en la montaña. Hay que estar tan preparado para alcanzar la cima como para renunciar a ella, cuando las cosas no salen como se esperan. ¿Serías capaz de identificar ese momento en que no queda otra que dar la vuelta? Te contamos nuestra experiencia.

renunciar en la montaña

A veces pese a todos los preparativos y todas las consideraciones previas, se inicia el ascenso y aparecen los imprevistos y las complicaciones.

Es en ese momento cuando se debe tomar la decisión correcta y aprender a renunciar en la montaña.

Hacía tiempo que queríamos ascender a esa cima.

Para nosotros tenía una historia con recuerdos alegres que nos impulsaban a intentarlo de nuevo, 35 años después.

No era fácil.

Más de 20 km de caminata y más de 2.000 metros de ascenso y descenso, superando sobradamente la cumbre los 3.000 metros de altitud.

 

Había que diseñar un buen plan:

  • pronóstico meteorológico favorable
  • horario de salida
  • material para adaptarse al amplio rango de temperaturas previsto
  • comida y bebida
  • comunicaciones
  • botiquín…

 

renunciar en la montañaY llegó el momento de dar el primer paso.

La luna, casi llena, había desaparecido ya del cielo, pero el sol todavía tardaría en superar las afiladas aristas de los montes circundantes.

Gracias a ello, un cielo estrellado y limpio nos permitía fotografiarnos bajo la constelación de Orión.

Con profundos barrancos en las proximidades, era preciso forzar la vista y dirigir bien las frontales para evitar sustos.

El track, cargado en el GPS, confirmaba que seguíamos el sendero deseado y comenzamos a ver las luces de otras personas que, desde un refugio cercano a la cima, comenzaban ya su lenta ascensión.

Poco a poco, las cumbres se fueron pintando de color, apreciándose un leve e inquietante manto blanquecino en las zonas más elevadas.

Eso no era lo previsto.

Disfrutando de los primeros rayos del sol, afrontamos el comienzo de nuestra subida.

Fuimos haciendo zetas para suavizar la pendiente, echando mano a la roca en algunos pasos y, ¡sorpresa!: teniendo que evitar las zonas umbrías, por estar heladas.

 

renunciar en la montaña

 

Los informes previos nos confirmaban que a estas alturas de la temporada ya no encontraríamos nieve en toda la ascensión, pero apenas rozando los 3.000 de altitud el hielo tapizaba parte del terreno.

Llegados a uno de los pasos delicados, la situación era que, incluso con ayuda de una cadena, las personas se agolpaban intentando subir, unas, y bajar otras, al ver lo deslizante del lugar.

 

renunciar en la montaña

 

La zona superior del ascenso hacia la cumbre exigía el uso de crampones.

Las tormentas que habían descargado sobre la montaña el día anterior habían dejado un manto húmedo que se congeló durante la noche, haciendo peligroso cualquier intento sin llevar el material adecuado para esa nueva situación.

Nos encontrábamos ante una de las situaciones más importantes en el monte: decidir ante un imprevisto.

El corazón pedía que aprovecháramos el buen tiempo, pero tomamos la decisión más difícil. Y también la más adecuada: decidimos volver sobre nuestros pasos.

No es fácil renunciar en la montaña a algo que habíamos preparado con tanto mimo.

Lo más sencillo hubiera sido seguir adelante, sin pensar en las consecuencias, pero hicimos lo correcto y disfrutamos de un precioso día de montaña.

La cumbre seguirá esperándonos.

 

renunciar en la montaña

 

Si os preguntáis qué monte era nuestro objetivo, os diremos que su nombre no importa, aunque seguro que habrá quienes acierten por las fotografías.

En este tipo de situaciones, lo realmente importante es tomar la decisión correcta, renunciar en la montaña y volver para contarlo.

Por no hacerlo así, la montaña se cobra cada año un excesivo precio en forma de accidentes y vidas.

 

Por Kepa Lizarraga, especialista en Medicina del Deporte y Mikel Lizarraga, Analista físico-químico. Ambos colaboradores de Forum Sport

6 comentarios

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  1. Muy buen artículo.
    ¡Qué difícil es saber renunciar! ¡Y que necesario!

    1. Eskerrik asko, Eneko!
      ¡Me alegra que te guste!
      Normalmente contamos nuestros éxitos, pero en este caso pensamos que era más importante contar nuestra decisión, que no consideramos un fracaso.
      Besarkada bat, kolega!

    1. ¡Gracias, Canaán!
      Efectivamente, nuestro objetivo era el Monte Perdido, desde la pista que asciende de Nerín.
      ¡Saludos!

  2. importantísimo saber decir «hoy no es el día, hoy no es la ocasión»,
    yo tengo grabada una retirada a tiempo,
    subiendo en diciembre, de Respomuso a la Gran Facha,
    a escasos 500metros de hacer cima… zona complicada de escasos 30metros, inclinada y con hielo… sin cuerda ni crampones… un amigo y yo decidimos darnos la vuelta.
    muy orgulloso de aquel día, era joven y lo normal hubiera sido tirar para adelante, incluso no pasar nada, pero un mala pisada, resbalón y adiós muy buenas…
    las montañas están hoy y mañana, no te la juegues, puedes volver en mas ocasiones…

    1. Está claro, Edorta, que a pesar de ser jóvenes, también erais maduros.
      ¡Buena decisión!