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Alergias primaverales: 7 consejos para reducir sus efectos

Las personas que aman la naturaleza pero sufren alergias primaverales tienen toda nuestra solidaridad. Pensando en ellas lanzamos este post con una serie de tips que les ayudarán a continuar disfrutando de su pasión minimizando picores, estornudos y ojos llorosos…

Hay un dicho bien conocido que reza: “la primavera la sangre altera”. Y las personas especialmente sensibles a ciertos alérgenos naturales y que sufren alergias primaverales saben bien a qué se refiere esa frase.

Comienza para ellas una época en la que andar por prados, en bosques o veredas de ríos puede suponer un martirio.  Las alergias primaverales pueden producir ojos llorosos, estornudos, picores o incluso espasmos de los conductos ventilatorios que pueden incluso ocasionar crisis asmáticas.

 

¿Cuáles son los alérgenos naturales que provocan las alergias primaverales?

En el entorno natural que nos gusta hay infinidad de cosas que nuestro organismo puede identificar como extrañas: polen, pelo de animales, ácaros, moho, alimentos, picaduras de insectos, etc.

 

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El polen es un importante alérgeno.

 

Si entramos en contacto con ellas, el sistema inmunitario de las personas muy sensibles las identifica como posiblemente peligrosas. Por lo que reacciona produciendo cantidades de inmunoglobulina E, o IgE, muy superiores a las que habitualmente tenemos.

Y esa reacción excesiva es la que produce los síntomas de la alergia.

 

¿Qué es la alergia estacional?

Cuando los alérgenos que nos afectan son “de temporada”, como el polen de las plantas, la reacción que nos producen se conoce como alergia estacional. La primavera es una de las épocas en que más se producen estas alergias.

Esto es debido a que corresponde al momento en que numerosas especies vegetales han florecido y esparcen su polen.

 

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Las alergias estacionales van ligadas a la floración.

 

De hecho, los peores meses para las personas sensibles o atópicas suelen ser los de abril a junio.

Ello se debe a que en ese margen y con variaciones según el lugar geográfico, suelen polinizarse abedules, álamos, cipreses pinos, robles, olivos, encinas, o las extendidas gramíneas.

 

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¿Cómo evitar o reducir las alergias primaverales?

La prevención de enfermedades es el mejor tratamiento, pero lo cierto es que no siempre podemos prever la presencia de alérgenos en el ambiente por el que caminamos o corremos.

1. Infórmate sobre la vegetación y los niveles de polinización

Conocer la vegetación de la zona por la que vamos a estar puede orientarnos sobre el riesgo de sufrir una alergia estacional.

Además, hay direcciones de internet en las que podemos conocer los niveles de polinización de diversas especies vegetales, tal como:

 

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https://www.polenes.com/es/home

 

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https://www.eltiempo.es/polen

 

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https://www.uco.es/investiga/grupos/rea/?page_id=262

 

 

2. Evita los días secos y ventosos

Otra opción es la de evitar exponernos los días secos y ventosos, porque facilitan la dispersión de alérgenos.

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      Gramíneas y viento son una mala combinación.

 

3. Evita las horas con mayor presencia de polen

También se sabe que los horarios en que habitualmente es mayor la presencia de polen en el aire suele ser entre las 05 y las 10 horas, por la mañana, y entre las 19 y las 22 horas a la tarde.

Desgraciadamente ese margen temporal  interfiere en muchas actividades en la naturaleza.

 

4. No te olvides de las gafas de montaña

Utilizar gafas de montaña también es útil, porque reduce la exposición de los ojos, que son especialmente sensibles y reaccionan con irritación y molesto lagrimeo.

 

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5. ¡Hazte con un Buff!

Emplea un buff o similar para que las partículas alergénicas suspendidas en el aire respirado se filtren y lleguen en menor cantidad a las vías respiratorias.

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6. Respira por la nariz

Procuraremos que la inspiración sea fundamentalmente nasal, ya que las vellosidades, mucosidad y laberintos de los cornetes reducirán al menos la entrada de polen a las vías respiratorias más profundas, alejando el riesgo para los bronquios.

7. Lidera la marcha

Durante una travesía del Pirineo, siguiendo de forma alterna tramos de los GR 10 y 11, y de la Alta Ruta, al finalizar una etapa atendí a una persona con una importante reacción inflamatoria en ojos, párpados y vías respiratorias superiores.

Era el mes de julio y había caminado esa jornada con un grupo de unas 15 personas y dos guías por los verdes prados dela montaña andorrana.

 

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Como el camino a recorrer el día siguiente discurría por terrenos similares, ante la alternativa de renunciar y volver a casa le planteé otra opción.

Mientras hubiera hierba o polvo, debía caminar por delante incluso del guía de cabeza. Además debía fijarse en la dirección del viento, para situarse en el grupo, siempre que fuera posible, a barlovento.

De esa forma no le afectaba el polen levantado por las personas que le acompañaban.

 

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Al andar entre hierba dispersamos alérgenos

 

Con esas cautelas, su exposición al polen de las gramíneas fue mucho menor que en la jornada previa y pudo continuar la travesía sin sufrir inconvenientes graves.

Teniendo cuidado, algo de material y astucia, también las personas que padecen alergias estacionales pueden disfrutar de la naturaleza en esas complicadas épocas.

 

Por Kepa Lizarraga, especialista en Medicina del Deporte, y Mikel Lizarraga, Analista físico-químico. Ambos colaboradores de Forum Sport

 

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Un comentario

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  1. Me parecen muy interesantes vuestras recomendaciones en el blog de montaña.
    Una sección acertadisima y que os agradezco