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Ruta ciclista por León: los ríos del olvido

Prepara tu bici, porque ¡nos vamos de ruta ciclista por León! Os proponemos un recorrido de 85 km con la posibilidad de alargarlo hasta los 120 km, seguros de que la ruta por los “ríos del olvido” va a sorprender a quien no la conozca. A pesar de ser eminentemente montañosa, es apta para todo el mundo, ya que el recorrido corto ronda los 1.400 metros de desnivel y el largo apenas llegará a los 1.800. ¿Te atreves?

Esto se debe a que toda la ruta discurre por encima de los 1.000 metros de altitud, con lo que los puertos son muy asequibles. El más duro, por decir algo, es Aralla y no pasa de ser un 2ª categoría, aunque en la Vuelta a León suelen catalogarlo de 1ª, algo que a todas luces no alcanza. Dicho esto, aquí arranca esta ruta ciclista por León, los ríos del olvido.

El paisaje es absolutamente cambiante, con zonas mineras, amplios y maravillosos valles como el de Arbás y estrechos cañones labrados por los ríos a lo largo de incontables milenios. Incluso la vegetación es de una enorme variedad. Las laderas orientadas al norte cuentan con frondosos bosques de robles y hayas, mientras que las que miran al sur, presentan una vegetación de monte bajo y pequeños carrascos o quejigos. Las mejores épocas para esta andadura son el final de la primavera con las laderas teñidas de amarillo por las flores de las aliagas, o en otoño con los bosques de mil colores. En verano desmerece un tanto porque las zonas de pasto suelen estar bastante secas. En invierno, con algo de nieve, también es espectacular.

ruta ciclista por León

Geográficamente la ruta se sitúa en la parte alta de los valles de los ríos Bernesga, Torío y Curueño, al poco de su nacimiento en la Cordillera Cantábrica en los límites entre León y Asturias. Los tres ríos discurren en paralelo de norte a sur, cortando como con un ciclópeo cuchillo las enormes moles calizas de estas montañas. Los tres tienen en común unos estrechos cañones, que por aquí se llaman hoces, donde solo hay espacio para el río y la carretera, en muchos sitios tallada en la roca. Las hoces del Bernesga se encuentran entre Villamanín y Santa Lucía y se conocen como La Gotera. Cuenta la leyenda que allí habitaba un cuélebre, especie de dragón, que exigía una oveja al día como alimento. Y acabadas las ovejas exigió doncellas, teniendo que ser San Lorenzo quien acabara con él. Los restos del mítico animal estarían en la ermita del santo ubicada entre rocas muy por encima del río, pero nadie puede verlos porque se quedaría ciego.

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Las hoces del Torío, conocidas como de Vegacervera son sin duda las más espectaculares y eran absolutamente inaccesibles hasta que, según cuentan, un vecino de Felmín que estuvo con Pizarro, regresó de América con bastante oro y pagó la construcción de una senda por la roca, junto al cauce del río, y así poder evitar el tener que escalar la montaña para descender por el otro lado a Felmín, ardua tarea, sobre todo en invierno, con las fuertes nevadas que caen por la zona.

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Las del Curueño se llaman de Valdeteja. En este valle se cría una especie autóctona de gallos, con cuyas plumas los artesanos hacen moscas artificiales para cebos de pesca. Son tan famosas que se exportan a todo el mundo. Los japoneses compraron unos cuantos gallos con la idea de fabricar ellos este cebo. Pero curiosamente, los gallos pierden esa pluma tan especial en cuanto les sacan de este valle. Así que como un pequeño homenaje al escritor, hemos decidido llamar a esta ruta la de “los ríos del olvido” ya que los tres son casi un calco uno del otro.

 

Y antes de empezar a rodar nos atrevemos a sugeriros un lugar idóneo para que os alojéis, el Hostal del Valle, en la CL-626, entre Matallana de Torío y La Robla, donde Eloy, su esposa Sara y el resto de la familia estarán encantados de recibiros. Tiene la ventaja de que puede ser también el punto de inicio y final, y con el atractivo de la ducha inmediata. Y además disponen de una buena cocina: el mejor complemento.

 

Ruta ciclista por León: los ríos del olvido

 

  • RUTA CLÁSICA

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Pensando en quienes no necesiten alojamiento, situaremos el inicio de la ruta en la rotonda de Robles de la Valcueva, apenas a 25 km de la capital leonesa. Así que, como veis, el acceso no es nada complicado. Para los amantes de los datos, la cota de este punto es de 986 m. Antes de que se nos olvide, digamos que no tendréis ningún problema para proveeros de agua, ya que todos los pueblos tienen una o varias fuentes con agua excelente. El tráfico, poco menos que inexistente, salvo en el pequeño tramo de la N-630.

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Tomamos dirección oeste, hacia La Robla, y tras 700 m llanos, cruzamos el río Torío e iniciamos un suave ascenso por la comarca de Fenar. Apenas 5 km y, tras pasar Candanedo, tomamos un cruce a la derecha, junto al hostal El Valle, cruce señalizado simplemente como Mina. Esta carretera es particular de la mina, aunque de uso público. En los tiempos de bonanza económica tenía un firme excelente. En la actualidad, debido a la crisis de la minería, la reparan menos a menudo, pero siempre la hemos encontrado en condiciones ciclables. Vamos ascendiendo de forma suave por un pequeño valle hasta llegar a una fuente que se llama Fonfría y hace honor a su nombre brindándonos un agua excelente. Aquí entramos en la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga y la pendiente va aumentando de forma paulatina hasta llegar a la mina de Tabliza. Poco antes habremos dejado a la izquierda un cruce a Llombera, pueblo que habremos visto en un collado y que es una buena escapatoria en el caso de que hubiera alguna dificultad en la ruta. Por ahí descendemos hasta La Pola de Gordón.

 

Esta mina de Tabliza es de infausto recuerdo en la comarca, debido al escape de grisú que trajo como consecuencia la muerte de seis mineros en octubre de 2013. Tras un corto descanso al paso por la mina, la pendiente se sitúa en un 7% de media hasta coronar, aunque sin superar el 9%. Nada más dejar la mina atrás, nos encontramos con que hace poco han cambiado el trazado de la carretera ganando unos 50 m de cota. Lo curioso es que han hecho una carretera amplísima (en alguna zona rondará los 10 m), con guardarraíles, y sin embargo está sin asfaltar. Así que tenemos 2 km de “sterrato”, perfectamente transitable con la flaca, que también tiene su encanto. Lo que no sabemos es si se va a asfaltar o no. Al poco de iniciar el descenso por la otra vertiente, vuelve el asfalto en perfecto estado. En ese punto tenemos ya una primera vista de la faraónica mina de carbón a cielo abierto, un atentado a la naturaleza, pero realmente espectacular. Trazamos varias curvas (que también fueron un cambio de trazado hace años) por un bonito hayedo que nos tememos sea fagocitado por la monstruosa mina. En la entrada a la misma, tenemos una visión mucho más amplia. Y de nuevo un corto tramo sin asfaltar que apenas son 300 m y vuelve el asfalto. Solo queda descender hacia Santa Lucía a través de un estrecho desfiladero del que no vemos la salida. Ésta la encontramos a través de un angosto túnel de 150 m, ahora algo iluminado, no como cuando lo pasamos la primera vez que parecía la boca del lobo, sin luz alguna. Y sin más, llegamos a Santa Lucía.

 

Desde esta localidad debemos salir a la N-630. La mejor solución para llegar a ella, evitando un rodeo de 1 km y un peligroso túnel, es cruzar el río Bernesga por el único puente existente, a continuación el paso a nivel y seguir de frente calle arriba. Eso sí, tendremos que pagar el peaje de una rampa de 300 m al 13% de media. En el punto más alto giramos a la izquierda y un tramo de descenso nos mete en la nacional, por la que transitaremos apenas 2,5 km, aunque inevitablemente tendremos que pasar un túnel que es recto, no muy largo y perfectamente iluminado. Poco después de pasarlo tomamos, junto a una estación de servicio, el cruce a la derecha señalizado hacia Geras de Gordón. Allí llegaremos 10 km después siguiendo el valle del río Casares, afluente del Bernesga. Acogedor valle, bastante abierto al principio que solo se estrecha poco antes de llegar a Geras, donde encontramos una fábrica de embutidos que dispone de un amplio bar-restaurante, sitio ideal para echar algo al coleto antes de acometer la ascensión a Aralla. Es el único puerto de la ruta con una cierta exigencia, pero tampoco nada fuera de lo normal. La mayor dificultad la encontramos al poco del inicio con una rampa de 200 m al 10%. Luego ya no pasaremos del 8%. Este puerto a principios de junio es una maravilla, con las laderas teñidas de amarillo por las flores que además exhalan un perfume que inunda toda la zona. Hay un punto del puerto, tras las dos herraduras, en el que parece que llegamos a la cima, pero es solo un collado. Desde ahí aún quedan 2 km bastante rectilíneos antes de coronar, que se hacen largos si el sol aprieta. Las vistas desde la cima son magníficas. No en vano estamos a más de 1.500 m de altitud. Un rápido descenso y en una herradura a mitad del puerto seguimos de frente por una estrecha carretera señalizada hacia Villamanín. Ante nosotros aparece la subida hasta el túnel de Alceo que vista desde abajo impresiona un tanto, pero es solo un efecto óptico ya que es suave y más bien corta. El paisaje, espectacular. Paradita a la entrada del túnel para echar la vista atrás y alguna foto a los más rezagados. Merece la pena.

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Y nada más salir del túnel, parada obligada para contemplar el magnífico valle de Arbás. La vista se pierde pasando por la carretera de descenso, el embalse de Casares, las praderas y roquedos, hastalas estribaciones del puerto de San Isidro. No sabríamos qué destacar especialmente de este valle si no es su absoluta armonía y la inmensa paz que transmite.

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Iremos descendiendo sin dejar de maravillarnos con el entorno, pasando por Cubillas y Casares, hasta llegar a un corto repecho conocido como La Collá del Lobo, donde comienza la comarca de La Tercia, cuya localidad más conocida, aparte de Villamanín, es Rodiezmo, famosa por ser el anual punto de reunión de las “huestes” socialistas a finales del pasado siglo, con motivo de la Fiesta Minera Asturleonesa.

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Y sin más, llegamos a Villamanín donde cruzamos la N-630. Aquí es donde se separan las rutas corta y larga, por lo que si vamos en grupo y parte quiere seguir una u otra, un buen punto para despedirse es Casa Ezequiel, unos metros a la derecha por la nacional. Cualquier consumición irá acompañada por unas generosas “tapas”. Y mejor no quedarse a comer, al menos yendo en bici, porque la pitanza es tan abundante que difícilmente podamos acabar con ella y menos seguir pedaleando. Tan es así, que normalmente tienen preparados unos envases para llevarse las sobras.

 

Siguiendo con la ruta corta, atravesaremos Villamanín siguiendo la misma dirección que traíamos. El nombre de esta localidad deriva de Villa Manni, no en vano los romanos usaron esta zona como paso hacia la costa. Se han encontrado diversos restos romanos, entre ellos miliarios, que marcaban las distancias en las calzadas, de las que también hay vestigios. De hecho un pueblo próximo se llama Millaró de la Tercia. Continuamos ruta hacia la Collada de Cármenes, que apenas tiene una corta rampa de consideración pero que pesará en las piernas si vamos demasiado alegres. Lo bueno, es que una vez hemos coronado, el resto del trayecto es en descenso. Como curiosidad, a la izquierda de la cima hay un sendero que conduce a una importante mina de cobre, conocida como La Profunda, explotada por los romanos. No está demasiado publicitada, probablemente para evitar posibles destrozos. Las vistas desde la cima, de nuevo magníficas. Un vertiginoso descenso, si conoces la carretera se puede hacer sin tocar los frenos, nos lleva hasta la bonita localidad de Cármenes, ya en el valle del Torío. Y comenzamos el descenso para ir pegados al río hasta el final de la ruta. Pasamos por pequeños núcleos de población como Almuzara, Getino y Felmín. En este punto, si hay fuerzas, podemos optar por subir a Valporquero, bonita ascensión y bastante llevadera aunque sin salida, con unas vistas espléndidas desde el mirador. Lo que no podremos, con el atuendo ciclista, es entrar a las cuevas que son una maravilla de la naturaleza y que son de visita obligada una vez estemos vestidos de calle. Nada más abandonar Felmín, entramos en las espectaculares Hoces de Vegacervera donde apenas caben la carretera, en sitios robada a la roca, y el río. A la salida de las mismas, pasamos por Vegacervera y el valle ya se abre hasta llegar al punto de partida.

 

Para los más cañeros

  • RUTA LARGA
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Si hay tiempo y fuerzas, recomendamos esta ruta ya que engloba lo más bello de la corta, con el descenso por el tercer valle, el del Curueño, verdadero “río del olvido”. En Villamanín nos habremos separado de la ruta corta para descender 4 km por la N-630. Nos encontraremos dos túneles que recomendamos sortear por la izquierda, por la antigua carretera, mucho menos peligrosa y más bella, por unas cortas y angostas gargantas labradas por el Bernesga. El segundo de estos desvíos nos mete directamente en la localidad de La Vid, donde tenemos que estar atentos al cruce a la izquierda que indica hacia Vegacervera. Aquí se inicia la ascensión a la Collada de Villar del Puerto, a nuestro parecer una de las más bonitas de la zona, con dos vertientes radicalmente diferentes. Por la que ascendemos, tiene la peculiaridad de ser muy abierta, lo que nos permite unas magníficas vistas panorámicas. Tras coronar, emprendemos el descenso hacia Vegacervera, pasando por Villar del Puerto, Valle de Vegacervera y Coladilla donde podemos encontrar unos excelentes quesos. En Vegacervera podemos parar en La Cocinona donde también encontraremos unas generosas tapas.

ruta ciclista por León A la salida de Vegacervera, tomamos valle arriba para inmediatamente entrar en las hoces del mismo nombre. Desde este lado son aún más espectaculares porque te las encuentras casi de golpe. Finalizadas las mismas, llegamos a Felmín donde tenemos la posibilidad, ya comentada en la ruta corta, de ascender a Valporquero. Siguiendo río arriba llegamos a la Venta de Getino, otro lugar de buen yantar y tapas. Como curiosidad, junto al río hay un manantial de agua caliente que han convertido en una minúscula terma. Y un poco más adelante tomamos a la derecha el cruce a Valdeteja, iniciando la ascensión a la cota del mismo nombre, la última de la jornada. Es relativamente larga, pero muy suave, no ofreciendo dificultad alguna. La cima es un amplio collado, casi una meseta entre dos macizos calcáreos, realmente bello. En el descenso nos encontramos con un tramo llano en el fondo de otro precioso valle donde se ubica la localidad de Valdeteja que merece una visita, pues desde la carretera no se aprecia su belleza. Como curiosidad, en la plaza, veréis en el suelo una inscripción que reza Plaza Viggo Mortensen, algo que parece absolutamente fuera de lugar. Resulta que este actor americano, recaló en esta localidad para ambientarse en el modo de vida española antigua, antes de rodar la película “El Capitán Alatriste”, adaptación de la novela del mismo nombre de Arturo Pérez Reverte. Y resultó que cayó una de esas copiosas nevadas tan habituales en la zona, que lo mantuvo incomunicado durante una semana. Acabó enamorado del pueblo y según cuentan las crónicas parece que compró una casa, aunque los vecinos lo niegan. Pero algo habrá de cierto para dedicarle el nombre de la plaza. Además ha vuelto por allí en otras ocasiones. En el bar del pueblo podéis ver fotos de su visita.

 

Un rápido descenso nos lleva hasta el río Curueño y sus hoces, no tan espectaculares como las de Vegacervera, pero igualmente bellas. Vamos descendiendo pegados al río hasta llegar al abandonado balneario de las Caldas de Nocedo, poco antes de arribar a esta localidad. Aquí nace a la derecha una preciosa ascensión a Valdorria, que es casi de visita obligada. Pero deberemos sopesar nuestras fuerzas, porque son 2,5 km con una pendiente media por encima del 12%, trazando hasta ocho curvas de herradura. La localidad se encuentra colgada por la otra vertiente, aunque es una pena que no tenga salida por ella. Apenas medio kilómetro después de Nocedo, encontramos un arroyo a la derecha con una entrada pavimentada. Entrad por ella -hay que hacerlo a pie-, y descubriréis otro prodigio de la naturaleza: la cascada de Nocedo. Incomparable. Y ya solo queda llegar a La Vecilla y de allí volver al punto de partida pasando una pequeña cota que no tiene entidad alguna, pero que a estas alturas de la marcha ya nos pesará un poquito.

 

Pero si alguien se ha quedado con ganas de más, aún podéis atreveros con alguna otra de las ascensiones interesantes de la zona. Hay varias aldeas perdidas muy cercanas a la ruta descrita, con subidas que no tienen salida pero que no defraudan en absoluto. Las principales las hemos marcado en el mapa. Cada aldea tiene su pequeña historia, pero a nosotros la que más nos impresiona es la de Arintero. Echad un vistazo en Internet a la curiosa historia de la Dama de Arintero.

 

Y para los amantes de emociones fuertes, el Cuitu Negru y Camperona, puertos de la Vuelta a España que están a un paso.

 

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6 comentarios

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  1. Si espectacular es rutear por las caeteras de estos tranquilos valles más aun lo es hacerlo en mountain bike !!!

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  5. La carretera de la mina está bastante descarnada y hay bastante tramo sin asfaltar incluida la bajada que la hace bastante peligrosa para ir en bici de carretera